LA MESA PARA LOS DETRACTORES.

Si usted es de los que se pone nervioso cada vez que alguien dice “diálogo” o “participación”, ¡felicidades! Este artículo está hecho a su medida.

OPINIÓN

Colombianidad Global

12/16/20243 min leer

a woman riding a boogie board on top of a body of water
a woman riding a boogie board on top of a body of water

LA MESA PARA LOS DETRACTORES

Si usted es de los que se pone nervioso cada vez que alguien dice “diálogo” o “participación”, ¡felicidades! Este artículo está hecho a su medida.

Con un toque de sarcasmo, le decimos cómo puede mantenerse fiel a su rol de opositor inflexible. Recuerde, su misión no es mejorar las cosas, sino quejarse de que no funcionan (aunque usted tampoco haga nada para arreglarlas).

Paso 1: Critique todo, pero no proponga nada
El primer mandamiento del detractor profesional: Hablar mucho, pero nada útil. ¿La Mesa Nacional busca reunir a diferentes sensibilidades para tratar problemas urgentes? ¡Qué horror! Usted debería denunciar que eso es una pérdida de tiempo. Total, es mucho mejor dejar que las cosas sigan como están, porque, como todos sabemos, la inercia es el mejor remedio para los males de la sociedad.
Eso sí, no olvide señalar que nadie lo invitó. Y si lo invitaron, reclame que no lo consultaron antes sobre el menú de las galletas. ¡Detalles como esos son los que realmente importan!

Paso 2: Cree teorías de conspiración
¿Por qué imaginar que la Mesa Nacional tiene buenas intenciones cuando puede acusarlos de ser una herramienta mal “contratada”? Claro, claro, los participantes no están ahí porque les interese el cambio social. Seguro tienen agendas ocultas, reciben maletines llenos de dinero o están en contubernio con fuerzas extraterrestres. No hay límite para la creatividad cuando se trata de teorías conspirativas.
¿Alguien menciona inclusión? Responda que es un disfraz para perpetuar el statu quo.
¿Hablan de transparencia? Declárelo una cortina de humo para ocultar intereses oscuros.
Recuerde, en su mundo, nadie quiere el bien común; todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario (y aun así lo seguirá dudando).

Paso 3: Ignore los resultados
Pongamos que la Mesa logra reducir conflictos, promueve leyes justas o fomenta la cohesión social. ¿Qué hacer? Fácil: finge que esos resultados no existen. O mejor aún, declare que son insuficientes. Frases como “no han hecho nada de lo que prometieron” o “solo es pura fachada” son herramientas esenciales en su arsenal.
¿Que lograron mejoras concretas? “Son cosméticas”. ¿Que un grupo vulnerable ahora tiene más acceso a derechos? “Es un logro mínimo”. “Más bla, bla, bla”. No hay solución que resista su habilidad para desacreditarla.

Paso 4: Ataque las formas, no el fondo
¿De qué sirve discutir el contenido de las propuestas si puede concentrarse en criticar cómo se visten los participantes o la decoración de la sala? Diga cosas como: “Con esa mesa de IKEA no van a lograr nada”.
Si eso no es suficiente, quejarse de los términos técnicos siempre funciona. “¿Qué es eso de ‘intersectorialidad’? ¿Por qué no hablan como gente normal?”. Recuerde, la confusión deliberada siempre es su aliada.

Paso 5: Exija la perfección inmediata
Si algo se ha movido un milímetro gracias a la Mesa Nacional, proteste porque no se movió un kilómetro. ¿Qué más da que los problemas sean complejos y requieran tiempo para resolverse? Usted necesita resultados ahora. Mejor aún, ayer. Hacer demandas imposibles asegura que siempre tendrá algo de qué quejarse.

Paso 6: Reduzca todo a lo personal
No hay necesidad de debatir ideas cuando se puede atacar directamente a las personas involucradas. Recuerde, lo importante no es el contenido del debate, sino desacreditar al mensajero. Y si alguien señala que su actitud es poco constructiva, siempre puede responder con un sarcástico: “Oh, disculpen, no sabía que estaba prohibido pensar diferente”.

Paso 7: Propague la apatía
Finalmente, asegúrese de desmotivar a todos a su alrededor. Repita constantemente que “nada va a cambiar” o que “esto es más de lo mismo”. Insinúe que la Mesa Nacional es solo un engendro del gobierno. La apatía es contagiosa, y usted, como buen detractor, debe asegurarse de que la mayor cantidad de personas posibles pierdan la fé en cualquier intento de mejora. Total, si usted no cree en el cambio, ¿por qué los demás deberían hacerlo?

¿Qué pasaría si dejáramos de sabotear?
Ahora, para los que han llegado hasta aquí y se están preguntando si acaso hay un mensaje detrás de todo este sarcasmo, la respuesta es sí. El verdadero reto no es criticar, sino construir. Es fácil sentarse en la comodidad del escepticismo y señalar errores desde las gradas. Lo difícil, y lo valioso, es bajar a la cancha, proponer soluciones y comprometerse con el trabajo colectivo.
La Mesa Nacional de la Sociedad Civil, como cualquier iniciativa, no es perfecta. Pero es un espacio donde se intenta algo que muchos consideran imposible: unir voces diversas para enfrentar problemas comunes. Así que la próxima vez que sienta la tentación de destruir sin construir, pregúntese: ¿Qué estoy haciendo yo para ser parte de la solución? A pesar de los detractores, la mesa va, y para largo. El 18 de diciembre, de manera pública y transparente, se conocerán en las 14 regiones quiénes son los y las delegados.


Águila.